miércoles, 11 de febrero de 2009

LOS COCHES DEL PRESIDENTE

El majestuoso Lincoln Continental 1961, que transportaría a JFK el día de su muerte. Históricamente, las firmas americanas Lincoln y Cadillac han tenido el honor de alternar su presencia en Washington

En la memoria colectiva sigue viva la secuencia del asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy en la céntrica Plaza Dealey de Dallas. Corría el año 1963. JFK viajaba junto a su esposa, Jacqueline, rodeado de grandes medidas de seguridad a lomos de una limusina Lincoln Continental descapotable de 1961. A partir de ese fatídico 22 de noviembre, la seguridad de los vehículos oficiales se vio incrementada de manera significativa. Los orígenes del automóvil en la Casa Blanca nos llevan hasta finales del siglo XIX. William McKinley se convierte en el primer dirigente en desfilar en un vehículo motorizado. No obstante, es durante el mandato de su sucesor, Theodore Roosevelt, cuando el ejecutivo adquiere los primeros coches oficiales en propiedad. Históricamente, las firmas americanas Lincoln y Cadillac han tenido el honor de alternar su presencia en Washington, con construcciones repletas de todo tipo de prestaciones. En un Cadillac de 1928 repartió gestos de alegría Woodrow Wilson tras la victoria aliada en la I Guerra Mundial. Por su parte Warring Harding, en su particular momento de gloria, puso de moda, en un Packard Twin Six, el tradicional «paseíllo» tras su sesión de investidura presidencial. Posteriormente, con Franklin Roosevelt hacen aparición los primeros blindados. Dos Cadillac convertibles que medían más de seis metros de largo y pesaban cerca de 3.000 kilos de peso. El «Queen Mary» y el «Queen Elizabeth» contaban con grandes medidas de seguridad y serían utilizados por Harry Truman y Eisenhower Éste último, gran aficionado a los automóviles, inaugura su etapa dorada en el asiento posterior de un Cadillac ElDorado. En 1939, con Roosevelt, aparece la primera limusina construida de manera específica para el ejecutivo, una Lincoln V12 bautizada como «Sunshine Special». Tras el paso por la Casa Blanca de los Johnson, Nixon, Ford y Carter, que se decantaron por la firma rival de Cadillac, la filial de General Motors recupera su presencia con el polifacético Ronald Reagan. El modelo Fletwood Broughham traspasa los mandatos de Clinton y George Bush hasta llegar al penúltimo mandatario que se decanta en primera instancia por un Deville. Ahora, un «búnker sobre ruedas», denominado Cadillac One, velará por la seguridad del hombre más influyente del planeta, Barack Obama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario