martes, 29 de septiembre de 2009

CENTENARIO DE BUGATTI

Basó su éxito en producir coches de gran calibre

CIEN AÑOS DE AFÁN DEPORTIVO

La firma de vehículos de lujo debe su nombre a su creador, Ettore Arcos Isidoro Bugatti. Éste nació en 1881 en Milán, en el seno de una familia de artistas en la que destacaba su padre, diseñador de muebles. El jovencito Ettore pronto se vio atraído por el mundo del arte. Sin embargo, la pasión por el mundo de la automoción no tardó en cruzarse en su camino.
Con 20 años, en 1901, construye su primer auto. El intrépido creador había dado origen al coche más rápido hasta entonces conocido. Éste alcanzaba los 65 kilómetros por hora. Desde ese momento nuestro protagonista trabajó en la invención de vehículos lujosos caracterizados por su gran velocidad. La compañía De Dietrich le muestra su apoyo y le encarga el desarrollo de cinco ejemplares. Sin embargo, la colaboración se trunca por la tendencia del fabricante a construir vehículos de elevado precio que no proporcionaban un rendimiento comercial a su mecenas.
Nos acercamos al año 1907, Ettore se traslada a Colonia con un contrato del productor de motores Dietz. Allí se gesta su primer Pur Sang, el Type 10. El italiano, inquieto, no tardaría en crear su propia empresa, con sede en Molsheim, gracias al apoyo de la familia de banqueros De Vizcaya. En 1910, logra vender cinco unidades y comienza a trabajar en motores de 8 válvulas y participa en la creación de diferentes prototipos. Con la llegada de la Primera Guerra Mundial cambia su orientación comercial dedicándose a la venta de motores para aviones. Esta vía fue el espaldarazo financiero que necesitaba su proyecto. Ya en 1920 se dedica a la producción de coches de carreras. Surgen éxitos de todos los tiempos como el Type 29/30 o el Type 35. Mientras, el Type 41 Royale se eleva a la categoría de mito. Tenía una potencia de 300 caballos.
Pero el infortunio truncó su carrera en la Segunda Guerra Mundial, cuando su fábrica es confiscada. Al finalizar el conflicto bélico, Ettore muere en un hospital de París tras intentar recuperar sin éxito una marca que a día de hoy conserva el sello de su creador.

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