jueves, 12 de marzo de 2009

TRABANT

A pesar de su bajo precio, su discreto comportamiento ecológico y su poco agraciado diseño convirtieron al ‘trabi’ en un vehículo impopular.

EL PRIMER LOW COST DE LA HISTORIA

Hoy en día al hablar de low cost asociamos este nuevo cuño a la prestación de una serie de servicios por un precio rebajado y con una oferta más ajustada pero dentro de unos límites aceptables. En el caso del Trabant su costo competitivo, unos 10.000 marcos en la década de los 50, se erigían sobre la base de un automóvil con grandes fisuras en el plano de la calidad. El conocido como Trabi fue un auto producido por el fabricante alemán VEB Sachsering, de Sajonia. Su salida al mercado, en el año 1957, coincidió con el lanzamiento del satélite soviético Sputnik. Precisamente el nombre del coche hace referencia a este acontecimiento ya que en latín quiere decir compañero de viaje. Su tracción delantera, su carácter compacto y la suspensión independiente son detalles que sorprendieron a los más escépticos que veían innovación a buen precio. La ganga, sin embargo, venía dada por otras carencias en su fabricación. Su carrocería estaba realizada con material reciclado, concretamente con los residuos de algodón procedentes de Rusia y de las resinas de fenol de la industria de tintes de Alemania Oriental. El vehículo no disponía de comodidades ya presente en la época como luces de freno. A su vez, su disposición motora constituía una importante decepción al no incorporar el motor de cuatro tiempos que ya vestían el resto de sus rivales. Además, producía nueve veces la cantidad de hidrocarburos y cinco veces el monóxido de carbono de la media europea. Pero las circunstancias económicas y políticas del momento, con una Alemania fragmentada, tampoco invitaban a tirar la casa por la ventana. De esta manera, el Trabi era una opción viable para el bolsillo en tiempos convulsos. Para hacerse con un ejemplar había que apuntarse en una lista de espera de hasta diez años o acudir al mercado negro. No tardó en convertirse en el vehículo más común en la Alemania Oriental y en ser exportado a las repúblicas comunistas. El compacto ganó enteros al ser elegido por los irlandeses U2 para acompañar al grupo en su gira Zoo TV en 1990. Un año después, cesaba la producción del que para muchos es el peor coche de la historia.

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